martes, 4 de noviembre de 2014

Facta non verba

Martha había decidido quitar las telarañas de sus libretas de notas y volver a retomar aquel espacio que en su día creó y reservó para divagaciones y reflexiones, porque tras una inquietante conversación con su amigo Fabio, había decidido que en la vida quería hacer cosas que le llenasen, y sin duda alguna, ella se declaraba amante de las palabras y apasionada de los libros.

Recordaba como con quince años devoraba poesía y relatos, esbozando sus propias historias e ideas entre sus tareas del instituto. Lo cierto es que casi diez años después, pocas cosas conseguían hacerle sentir tan bien como perderse entre las páginas un libro, o descubrir las frases de un escritor que lograse identificar en su obra los sentimientos que ella sentía. Y es que para ella, ahí residía la esencia de la literatura, en conseguir con las palabras transmitir a otro bienestar, comprensión, evasión, libertad, esperanza, compañía…haciendo lo imposible, posible, sin límites.

No era un secreto que la vocación de Martha siempre había sido la escritura, pero la vida suele ser caprichosa, y terminó llevándola por otros senderos que la alejaron de estos deseos para acabar centrándose en los que han sido y son, sus rutinarios y monótonos deberes.
Quizás por eso, para ella, disponer de aquel rincón, donde poder gritar libremente sus pensamientos sin miedo a que el eco de su voz provocase un desprendimiento que terminase enterrandola viva, suponía poder demostrarse a sí misma que los sueños aún siendo improbables nunca son imposibles, y que todo es cuestión de tener claro el objetivo que se desea alcanzar.

Cuando Martha le contó a Fabio su decisión, éste vió como los ojos de su amiga tenían un brillo mucho más intenso, tal vez era porque vivir no es sobrevivir, y ella llevaba tiempo vacía de vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...